Mucho se ha dicho sobre la supuesta relación entre Bad Bunny y Kendall Jenner en los últimos días: que por qué el puertorriqueño, defensor de los latinos, anda con una mujer que aparentemente los desprecia; que se están usando el uno al otro para alcanzar nuevos públicos comerciales; o que todo es realmente una farsa bien elaborada para darle “atole con el dedo” a los fans latinos y hacer que éstos amen a Kendall después de sus escándalos.
Y es que estas teorías realmente no carecen de fundamentos: en redes sociales se ha dicho que las imágenes que TMZ publicó en una nota en la que informó que habían captado al intérprete de “Titi Me Preguntó” y a la modelo en una especie de “cita romántica”, las cuales pertenecen a la agencia de fotografía Backgrid, fueron planeadas, y no realizadas al verdadero estilo de un paparazzi.
Pero vamos por partes.
¿Qué es Backgrid y qué papel juega en todo esto?
Backgrid, como ya se mencionó, es una agencia de fotografía a la que varios “paparazzis” pertenecen, y que respalda su trabajo ante los grandes tabloides de Estados Unidos, Reino Unido y Australia; algo así como un gremio de fotógrafos que se dedican al chisme.
No obstante, la empresa no es realmente representante de paparazzis sino, más bien, de fotógrafos que realizan imágenes aparentemente falsas con un estilo similar a las que toma un verdadero fotógrafo paparazzi, es decir: in fraganti.
¿Y cómo sabemos esto? Hay información en medios como El País y la revista Cosmopolitan que afirman que la gente que trabaja para aquella compañía es contratada por los propios artistas y celebridades para que les ayuden a generar conversación sobre lo que hacen con sus vidas, ya sea para conseguir más seguidores, para no perder vigencia o para conseguir publicidad por el lanzamiento de uno de sus nuevos productos.
Para ejemplificar esto, Cosmopolitan tuvo una entrevista con el paparazzi creador del sitio Stupid Famous People, Justin Steffman, por allá del 2016, con motivo de unas imágenes que le tomaron a Taylor Swift y a Tom Hiddleston en las que aparentemente aparecen besándose. Esto fue lo que Steffman dijo al respecto entonces:
“Taylor Swift es una celebridad que no caminará por la calle sin un maquillaje perfecto y ropa a la moda, y ella le sonríe a cada paparazzi (que ve) para asegurarse de que todos consigan hermosas fotografías. Hay un trato no hablado entre Swift y los paparazzi, y sus guardaespaldas lo dejan claro. Si actuamos con profesionalismo y escuchamos sus instrucciones, entonces ella accederá y todos conseguirán lo que quieren”, comentó.
“Conseguimos buenas fotos, y ella se ve increíble en la revistas. Ella adopta un enfoque totalmente diferente sobre los paparazzi que el resto de las celebridades. Todo son negocios para ella. Cada vez que sale a la calle, es una nueva oportunidad para ella de verse bien en las revistas. Algunos famosos, como Taylor, no solo aceptan que los paparazzi son parte del negocio, sino que se desviven por usarnos como una herramienta de publicidad”.
Y es que aunque las celebridades que aceptan realizar este tipo de “tratos” con los paparazzi (o con sus agencias, como en el caso de Backgrid) aparentemente no tendrían razón alguna para ello, posiblemente lo hacen, de acuerdo con Steffaman, para tener un mayor control sobre su imagen pública y encauzar los chismes que se digan sobre ellos a lugares “seguros”.
“La mayor razón es el dinero. Pero también publican fotos porque quieren tener el control de su propia imagen. Muchas fotos armadas incluyen un respaldo de producto pagado, donde una agencia de fotografía funciona como intermediario entre una celebridad y una empresa que tiene un producto para vender”, indicó el fotógrafo.
“Ciertas agencias de fotografía se especializan en este tipo de fotos falsas de paparazzi. Por lo general, intentan que las fotos se vean naturales y sinceras, pero en realidad, la celebridad y el fotógrafo están trabajando juntos. Es una sesión de fotos pagada, y el famoso recibe un gran cheque. ¡Los lectores de revistas sensacionalistas y blogs no tienen ni idea!”.
¿Todo fue planeado? Las teorías de fans sobre Bad Bunny y Kendall Jenner
¿Y cómo sabemos que la “relación” entre Bad Bunny y Kendall Jenner podría ser un ejemplo de todo esto? Sencillo: el propio Steffman asegura que una de las famosas que más suele acudir a esta técnica de “falso paparazzi” es, justamente, la hermana mayor de Kendall: Kim Kardashian.
“Kim Kardashian es el mayor ejemplo de una celebridad que publica fotos falsas de paparazzi. Kim tiene un paparazzi personal al que envía mensajes de texto con regularidad. Este hombre vuela alrededor del mundo, yendo a donde ella le pide que vaya, y trabajan juntos para producir las últimas fotos de ella por parte de los paparazzi.
“Ella revisa cada imagen antes de que comiencen a venderlas a las revistas. Si toman fotografías en una playa, estas imágenes están muy retocadas con Photoshop, y ella elige sus favoritas para que salgan a la venta”, afirmó.
Siendo así, ¿cómo no podríamos pensar que lo de Kendall y Bad Bunny es armado? Porque además, tomemos en cuenta de que una de las personas que más cuida las espaldas de la influencer es su madre, Kris Jenner, la mujer que ayudó a armar y a hacer crecer las empresas de sus hijas y a ellas mismas como “productos” de entretenimiento.
De hecho, muchos fans afirman que toda esta situación con el puertorriqueño y la socialité fue planeado por Kris, como una medida prácticamente desesperada para hacer que su hija brille entre el público latino, que realmente no simpatiza con ella por los reportes que han salido sobre sus empresas y sus tratos comerciales, en los que aparentemente ha abusado del trabajo de muchas minorías y sectores poblacionales como, justamente, el de los latinos.
Y es que incluso cuando decidió convertirse en empresaria con su propia etiqueta de tequila, 818, muy pocos latinos le aplaudieron el movimiento, y la mayoría se quejó de ella por hacer una especie de apropiación cultural simplemente para ganar dinero en un país donde el consumo de bebidas alcohólicas que se producen en países latinos, como México, es más barato y, por consiguiente, considerado como malo o de poca confiabilidad.