Si llora, les dan el celular. Si hacen berrinches, les dan el celular. Si quieren mantenerlos quietos, les dan el celular. ¿Qué tan beneficioso es? No tanto a largo plazo. Un reciente estudio reveló que ofrecer un dispositivo móvil o encender el televisor como respuesta predeterminada a tranquilizar un infante puede afectar su reactividad emocional conforme pase el tiempo.
A través de esta investigación se detectó que 422 padres de familia utilizan estos dispositivos móviles para calmar a los niños de entre 3 y 5 años, lo que se asoció con una diminución del «funcionamiento ejecutivo» (actividad) y una mayor «reactividad emocional».
«Incluso aumentando ligeramente la reactividad emocional de un niño, eso solo significa que es más probable que cuando surja una de esas frustraciones diarias, el niño tenga una reacción más grande«, dijo la Dra. Jenny Radesky, pediatra conductual del desarrollo y autora principal del estudio publicado en JAMA Pediatría.
A lo largo de 3 y 6 meses de seguimiento, se identificó que el utilizar los celulares, tablets o cualquier otro dispositivo móvil similar para distraer a los infantes de un berrinche, gritos, frustraciones y otras reacciones de alteración, está asociado con una mayor desregulación emocional.
“Cuando ves a tu hijo de 3 a 5 años pasando por un momento emocional difícil, lo que significa que está gritando y llorando por algo, se siente frustrado, puede que esté golpeando, pateando o tirado en el suelo. … Si su estrategia de acceso es distraerlos o hacer que se callen mediante el uso de medios, entonces este estudio sugiere que eso no los está ayudando a largo plazo”, dijo Radesky, profesora asociado de ciencias del comportamiento en la Universidad de Medicina de Michigan.
Darle el celular o no ¿Qué se debe hacer en estos casos?
La doctora Radesky realizó las siguientes recomendaciones
1.- Demostrarle al infante que no es malo tener este tipo de emociones, pero que es necesario «reiniciar». En lugar de castigar sus expresiones de frustración, enojo o tristeza puede ser útil ayudar a los niños a nombrar tales emociones y ofrecer soluciones cuando responden de manera inapropiada a estos sentimientos, según la experta.
Por ejemplo, utilizar una paleta de colores para hablar de sus emociones, pues hablar de ello podría ser algo abstracto para un niño de su edad. «La calma y el contenido pueden ser verdes; preocupado o agitado puede ser amarillo; y molesto o enojado puede ser rojo», señaló Radesky.
2-. El infante debe saber que los adultos que lo rodean tratan de entender sus sentimientos, de dónde vienen y cómo pueden ayudarlos.
“El primer paso es simplemente que los padres se cuiden de notar cuando usted siente esa oleada de su propia emoción en respuesta a la emoción de su hijo”, dijo Radesky. “Puedo tratar de mantener la calma para mostrarles que sus emociones no dan miedo”.
3.- Si se le dará un dispositivo (procurando que sea de manera ocasional) busque y muestre contenidos de regulación emocional, que en lugar de fungir como una distracción sean más una meditación.
«Criar niños es una tarea compleja y, a veces, abrumadora, y ningún cuidador podrá darle a su hijo todo lo que quiere todo el tiempo», apuntó Radesky. «El estudio no dice que nunca se distraiga a un niño con los medios, sino que mantenga sus herramientas de acceso a las que fomenten la regulación emocional».