El lápiz labial, qué duda cabe, ha cobrado mucha relevancia en estos últimos tiempos, siendo incluso tan importante en un look como lo son los accesorios. Existen en el mercado un número casi infinito de labiales de todos los tipos. El paso del tiempo y el ir y venir de tantas tendencias cosméticas, ha ampliado el universo de posibilidades, no solo en términos de color, sino también en cuanto a personalización de los diferentes lápices labiales.
¿Cómo saber qué tipo de epidermis tengo?
Contestar a esta pregunta es el primer paso. En general, exiten cuatro tonos: claro, medio, oliva y oscuro. Cada uno cuenta con sus propios matices, que cuando los tenemos claros, facilitan y simplifican el proceso de elección de colores.
Son básicamente dos: cálidos o fríos. Hay un sistema muy simple para identificarlos: observemos las venas en nuestras muñecas. Si son azules, tienes tono frío (rosado, rojo, azulado). Pero si tus venas lucen más bien verdes, tienes un matiz de color de piel cálido (amarillo, dorado, oliva).
Si aparentemente luces ambos colores quiere decir que tu tono de piel es neutro. Puedes usar el color que se te antoje, y lucir increíble.
Otra forma es tomar un accesorio color oro y uno plata. Acerca ambos a tu rostro y pregúntate de la manera más imparcial posible (ignorando cuanto puedas tu preferencia personal), ¿Cuál luce mejor sobre mi piel? La tonalidad fría siempre hará mejor match con el plateado, mientras que la tonalidad cálida, con el dorado.
Una vez que identificaste tu tono es tiempo de ir por los colores. Un color idóneo es aquél que contraste, potencie e ilumine la dermis de nuestro rostro. Nunca uno que opaque o reste frescura.
Para los tonos fríos los colores de los labiales que tienen tonalidades azules, púrpuras, ciruela, y rosados se ven mejor. Si quieres comprar un labial rojo, debes procurar que se aleje de las tonalidades anaranjadas e inclinarte por los rojos azulados profundos. Si quieres usar colores de la gama de nudes, prefiere los tonos malvas. No escojas colores demasiado claros, porque te verás pálida.