La colonia mexicana en Honduras celebró el tradicional Día de Muertos. El hotel Clarión fue el centro del altar de muertos que se elaboró este año en honor de los mexicanos escritor Carlos Fuentes, pintora Frida Khalo y cantante Vicente Fernández.
El significado de esta costumbre de la cultura mexicana es que al realizar el altar y ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
La ofrenda es ese ritual colorido donde el individuo y la comunidad están representados con su dádiva. Ofrendar, en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas mexicanos le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl). La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo. Se recibe a los muertos con elementos naturales, frugales e intangibles -incluimos aquí las estelas de olores y fragancias que le nacen a las flores, al incienso y al copal-. La ofrenda de muertos debe tener varios elementos esenciales. Si faltara uno de ellos, se pierde aunque no del todo el encanto espiritual que rodea a este patrimonio religioso.
Adultos y niños lucieron coloridos vestimentas de catrinas, la catrina mexicana es uno de los íconos más representativos de la cultura en México y un personaje que no puede faltar en Día de Muertos, ya que es un símbolo de muerte y un recordatorio de que en cualquier momento puedes perecer.
La Catrina originalmente era una ilustración creada por el escritor mexicano José Guadalupe Posada, a principios del siglo XX. El primer nombre que tuvo esta fue ‘La Calavera Garbancera”.
El pintor e ilustrador Guadalupe Posada creó este personaje con el objetivo de hacer una crítica social hacia las clases medias y privilegiadas. Dichos comentarios los publicaba en los periódicos y junto a estos siempre colocaba a ‘La Calavera Garbancera’.
Y es que el ‘garbancero’ o ‘garbancera’ eran las personas que negaban tener raíces indígenas y pretendían ser europeos.
Bajo esta crítica, Posada dibujó una calavera con un sombrero ostentoso, el cual hacía alusión a aquellos que querían aparentar o ser más de lo que era en realidad.
Posteriormente, el muralista Diego Rivera completó el atuendo con un vestido elegante en su obra ‘Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central’. Esta figura fue conocida como ‘La Catrina’.
El altar estará representando a Honduras en el Concurso de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en dónde se hacen presentes las comunidades mexicanas en el mundo.