Según Anders Hansen, uno de los psiquiatras más conocidos del Instituto Karolinska de Estocolmo, constantemente, se nos recuerda que no sólo podemos sino que debemos ser felices, es decir, sentirnos de maravilla cada día, ya que el bienestar constante no es un estado natural para el ser humano. El cerebro cambia constantemente nuestro estado anímico basándose en la información que le llega del cuerpo y del entorno.
Una de las mejores maneras de derrumbar el mito de que tenemos que ser felices todo el tiempo es recordar que la felicidad está hecha de momentos felices y de que esos momentos los construimos día a día nosotros mismos practicando hábitos sanos para nuestro cuerpo y nuestro mente (comer sano, dormir bien, relacionarnos con otras personas, practicando la bondad, etc), pero también disfrutando al máximo de lo eso que hacemos. Por eso, hoy te proponemos una sencilla práctica que puede ayudarte a construirlos. Se trata de pararte un rato cada mañana a visualizar los momentos que habrá en tu día.
De esta manera, puedes prepararlos para que sean mejores, cuando lleguen, no pasarás por ellos a toda velocidad y, contribuirás a crear un recuerdo feliz en tu cerebro. Es un mecanismo muy sencillo que tiene mucho que ver con los beneficios de estar presente. Tu percepción del día será más positiva y, como consecuencia, te sentirás más satisfecho. Como dice el gurú de la felicidad Meik Wiking se trata de «crear momentos significativos» y conviértelos en momentos memorables».
¿Cómo crear momentos felices en cuatro pasos?
- Cada mañana, párate un momento para visualizar todo lo que harás a lo largo de la jornada y elige los 2 o 3 momentos que vas a convertir en «momentos felices«: un rato de running, el café con un compañero de trabajo, preparar la cena…
- Piensa en una manera de convertir esos momentos en «momentos más felices«. Por ejemplo: cambiar la ruta por la que corres, conocer un poco mejor a tu compañero, preparar una receta especial…
- Cuando, a lo largo del día, lleguen esos momentos, toma conciencia de ello y avisa a tu mente de que ha llegado el momento de disfrutar. Vive ese momento con intensidad, sin distraerte con el móvil o pensando en otras cosas. Si se presentan interrupciones externas o mentales, apártalas suavemente y déjalas a un lado para más tarde.
- Al final del día, vuelve a traer a tu mente esos buenos momentos y agradécelos interiormente. Está científicamente demostrado que esta práctica aumenta nuestra bienestar y felicidad.